Nos completamos, aunque en una
sociedad altamente individualista, eso nos rechine. Queremos sabernos independientes,
autosuficientes, sin ataduras y empezamos a mezclar conceptos. Además, si lo
que suene a dependencia nos hace sentir mal, eso ya es una señal para seguir
defendiendo a ultranza que uno solo puede. Es verdad que La bola de cristal vaticinaba que “solo no puedes, con amigos sí”,
pero eso es harina de otro costal. Los cuentos infantiles están bien para
nuestra formación pero luego, la realidad, sobre todo cuando nos hacemos
mayores, es otra cosa. Y nos lo creemos.
El amor nos hace fuertes y
vulnerables. “Claro, sería muy bonito, pero…” Y ahí aparece el ‘pero’. Si hay que ir se va, pero ir para
nada, es tontería, y si vamos y acaban con nosotros, mejor no ir ¿o no? Poner
nuestra vida en manos de alguien es demasiado osado, y más en los tiempos que
corren donde la traición está a la orden del día. ¿Acaso conocemos alguna relación
que haya salido adelante fortalecida tras las diversas embestidas? ¿Donde no se
haya traicionado por ninguna de las partes y ambos puedan poner la mano en el
fuego por la otra parte sin temor a quemarse? A lo mejor un primo de un amigo
que una vez… Ah, pero no, que luego apareció un hijo ilegítimo de una
aventurilla sin importancia y además, cuando le ofrecieron a ella un ascenso
profesional en el que tenía que sacrificar un poco la familia, se lo pensó pero
no demasiado. Y nosotros no queremos ser de la especie en extinción que se la
dieron con queso cuando se dejaron la vida por el ser amado.
Pero, por otro lado, nos
encontramos las palabras de aquel trovador cubano que dicen: “…los amores
cobardes no llegan ni amores ni a historias, se quedan ahí; ni el recuerdo los
puede salvar, ni el mejor orador conjugar…”. Y aunque no estén de moda los versos, sí
debería seguir estándolo el amor verdadero. No, “farolero”, no. AMOR VERDADERO.
¿Qué hace falta para eso? ¿Ver
una peli? Viendo una peli no nos vamos a transformar en los protas aunque nos
identifiquemos con ella. Hay que tener la capacidad de amar. A lo mejor la
hemos perdido por el camino o nos hemos desconectado, aunque sea la parte
práctica. Irrecuperable no es porque el ser humano está hecho de amor. De lo
contrario su vida se convierte en algo absurdo y sin sentido, y la propia
persona es una caricatura bastante esperpéntica. A lo mejor hace falta
entrenamiento. Vale, tenemos el amor como ingrediente estrella. ¿Qué más? Es
imprescindible valentía. Podemos tener una gran capacidad de amar pero no nos
atrevemos a hacerlo. Entonces, no servirá de nada toda nuestra intención porque
no llegará a nadie. Y también debemos saber que el amor transforma, al que ama
y al ser amado, por eso es tan poderoso. Y por último, (aunque seguro que hay
más, pero digamos “por último” de momento) cuando lo que mueve todo es el amor,
nada puede acabar mal. Como en “Shakespeare in love” todo acaba bien. ¿Cómo? No
se sabe, es un misterio. Siempre que la intención sea salvar por encima de
todo. ¿Qué se salva? La vida, el amor, los seres vivos, la ilusión, la verdad…
todo lo bueno. La magia. Porque el amor es magia; lo transforma todo para bien.
Cuando no hay amor, o nos
desconectamos de él, la vida se pone en peligro. La valentía es caricaturesca,
la grandeza se esfuma y la soledad lo inunda todo.
Los logros personales, el poder,
la consecución, la realización si apartan el amor para ser los únicos protagonistas
pierden el sentido de ser. Y cuando el individualismo se pone por encima de la
relación todo se torna gris. Así que la impulso suele ser ir a por más pero no
porque queramos crecer, sino porque no nos sentimos satisfechos. Y es una pena
acabar siendo un yonqui buscando quitarnos la angustia o la inseguridad o el
complejo de encima.
Desconectarse del amor es muy
peligroso porque nunca sabes si vas a poder volver. Probablemente sí, pero no
es seguro. Así que ¿por qué arriesgarse? Y si nos gusta el riesgo ¿por qué no
arriesgarnos a amar? Pero no en la teoría, sino en el barro que es donde en
realidad se demuestra. Al fin y al cabo, ¿no es acaso nuestra misión más
importante en la vida amar y salvar con nuestro amor? Pues el tiempo pasa y al
final, el amor es el principio y el final de todo. Como dijo George Harrison
antes de dejarnos “Love one another” (amaos los unos a los otros). Fin… la vida
continúa. Hagámoslo posible.
Como dijo Harrison Ford y como nos recuerda Maite Marín. Gracias hermosa, por tu luz, amor y valentía.
ResponderEliminarmuy bien ,que si .en hora buena
ResponderEliminarA.
Grande "Harrison Ford" Muy bien Maite!
ResponderEliminarPerder el miedo a amar y buscar el amor hasta encontrarlo. Final feliz porque por daño que nos hayan podido hacer antes tiene que servir de aprendizaje, para conocernos y fortalecernos para mantener viva nuestra esencia verdadera. Gracias. Lorena
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